domingo, 7 de noviembre de 2010

Los canillitas

El 7 de Noviembre de 1910 murió el dramaturgo uruguayo Florencio Sánchez creador de la obra teatral "Canillita" Un sainete, una obra corta de carácter jocosa, que trataba de un pobre chiquillo de piernas flacas, Canillita, que vendía el diario voceando las últimas noticias. Tuvo mucho éxito desde su estreno (1903) y tanto así que algunos años después de la muerte por tuberculosis de su autor se declaró el 7 de Noviembre como día del Canillita, o sea del vendedor de periódicos, en Argentina.

No sabía nada de la procedencia de este nombre. Y por coincidencia cayó 7 de noviembre el tiempo en que quise escribir esto (es posible que los perros hawainos con herpes canina también celebran hoy "su día"). Aún así les hago algo de historia antes de entrar al punto.

¿Porqué después de más de 100 años que nacieron los canillitas la gente sigue relacionando este trabajo, digno como todos, con niños de entre 5 y 15 años que trabajan sin pensar en las implicaciones que tiene y por lo tanto sin sentir ningún pesar, decepción ni reparo si quiera al referirse a estos muchachos?

Ya hicimos algo de historia en el primer párrafo, hagamos algo de presente en tiempo y en espacio también.

Alejémonos del estereotipo norteamericano de lo que es un canillita: El niño al que sus padres le niegan la mesada para que aprenda a hacerse hombre buscando un pequeño trabajo de cuarto de tiempo repartiendo el periódico en el vecindario en su bicicleta "Chopper" con canastilla. Un cuadro típico de películas infantiles que se repetía varias veces en filmes de entre los 60, 70 y 80's. Si me preguntan a mí es algo tan real como el Señor de los Anillos peleando contra Harry Potter en la misma película filmada en el Estero Salado.

Dejando a un lado la ternura de nuestro "pobre" chico que al final del verano se compró su patineta con lo que ahorró, todo esto mientras salen los créditos. Salgamos del cine y veamos cómo son "nuestros canillitas".

Niños (de entrada vamos mal) que no van a la escuela, que no juegan, pero que trabajan para mantener a su familia o a algún mafioso que los trafica. Siendo la fuerza de ventas de los grandes medios de comunicación escritos, y esto por Dios espero que entiendan que realmente lo son (que si alguien me sale con que compra el periódico en el mall o bajo cotización enviada por mail por la oficina de ventas, me declaro loco y lo despabilo con un desfibrilador) ganan sueldos miserables que no constan en el rol de pagos, por tanto no son afiliados al seguro social. No entremos a especular si son maltratados por los padres a los que la pobreza arrastrada por generaciones les ha quitado la autoestima, los valores y hasta el sentido común.

Hay un grupo de benefactor grande acá en Guayaquil que promociona la lotería nacional (Una lotería Nacional que solo se maneja desde Guayaquill... Eso bien podría ser otro tema, no nos desviemos) y tenían a un personaje llamado "Guachito" (Wachito, diminutivo criollo para Washington) que era un niño que vendía lotería y con eso hacían sus campañas publicitarias queriéndonos inspirar ternura para comprar los billetes que se llaman guachitos. En resumidas cuentas una porquería, una basura publicitaria, una total deshumanización, algo que hablaba muy pobre del alma de los que manejaban esa institución. Aunque siguen tratando mal a sus vendedores, insisto, su fuerza de ventas (y si no entienden piensen en el desfibrilador), por lo menos algo entendieron y veo que han dejado esa patanada comercial.

Y los diarios también usan a estos chicos, los tratan igual, los independientes y los dependientes. Vean las fotos, pero quiero centrarme en el que de verdad me motivó a escribir esta entrada.

Hay un diario que parece no captar, que valora más un eslogan marquetero que se volvió cotidiano, que nadie lo objeta, que parece normal: Un niño que grita el nombre de ese periódico dos veces al final de la propaganda. Ese es el canillita, el niño de la calle, el que con horror en un programa de televisión lo mostraron como parte de la cultura popular, como algo que la gente permite que pase y que no reclama al respecto, ni se interesa, ni se conmueve, que lo ve igual tanto en persona como si estuviera a través del cristal de un televisor como personaje de película familiar norteamericana, y lo auspician, los reconocen como parte de la ciudad igual que El Malecón o El Barrio "Las Peñas". Y Reconocen al diario al escuchar esa cuña putrefacta, y le dan el título del el mayor de todos. No nos hemos dado cuenta que el título principal no es el que está en la primera página del diario sino en la cara de el que nos vende el diario.

De seguro dirán que se trata solo de una publicidad. Talvez quiten la publicidad algún día y nada cambie a más de eso. Pero no se trata de ponerla o no, estamos hablando de la ligereza con que se maneja algo tan delicado como el trabajo infantil. Qué puedo esperar de la calidad moral de la gente que me informa si manejan cosas tan básicas como los canillitas de una manera tan vil y carente de sentido humano. Nosotros mismos no caigamos en estas cosas. Somos mejores que eso. Somos más que víctimas del marketing puerco y usurero. Pensemos, opinemos, debatamos, censuremos, participemos.

Desde aquí un saludo a aquellos niños, con caras y nombres. Una censura a sus explotadores. Un llamado de atención a todos.

Suerte!!!

Fabro

1 comentario: